miércoles, 8 de junio de 2011

HISTORIA DE ALGUNAS HACIENDAS

                                   
El Cabezón.

La hacienda de El Cabezón debe su nombre a Don Pedro de Cabezón, quien en 1572 adquiere los terrenos, los cuales son comprados por Don Calixto de Cañedo en 1765 junto con las haciendas en un remate eclesiástico. A partir de ese momento la hacienda pertenece a esta familia por más de 150 años.
Esta hacienda además de tener el uso familiar, también tenía en su interior fábricas de azúcar, alcohol y aceite.
San Antonio Matute
Para 1697 la cinejilla de la hacienda pasa a ser propiedad del capitán Agustín Topete denominándola San Antonio Cuacuri. Su nombre definitivo de San Antonio Matute lo tomará del primer apellido de Doña Juana Eugenia Matute y Cañedo, esposa de José Ignacio Eustaquio Cañedo y Valdivieso quien la recibió como regalo de su padre con motivo de su matrimonio. A principios de este siglo era propiedad de Don Ignacio Llano, que como muchos otros se vio afectado por la reforma agraria
El casco de esta hacienda fue construido en 1898, con marcada influencia académica. En su interior tiene una pequeña capilla en cruz griega.
Tiene una inscripción del año de 1911, fecha que se cree fue el inicio de su construcción. Tiene un corredor con arquería de medio punto decorado con enjarre en color rosa; los techos y corredores están pintados con dibujos de frutas; cuenta además con una huerta con una gran variedad de árboles frutales. Esta hacienda está decorada en su parte superior por esculturas en forma de candeleros alrededor de toda la casa. Su templo es de estilo neoclásico.
La Esperanza
La hacienda de La Esperanza perteneció a la hacienda de los Avinales, propiedad de don Jesús Ovilón Cañedo quien la recibió de su padre poca antes de su muerte en 1886. Don Jesús cambia la sede de su hacienda a la hacienda de la Esperanza.
La Esperanza se dedicó por muchos años a la agricultura y la ganadería. El sismo de 1932, el tiempo y la demolición por parte de su último dueño han puesto, hoy en día, en la ruina a la edificación palaciega de características eclécticas.

AMECA Y SUS HACIENDAS

El proyecto de rutas culturales nace de la idea de que la cultura no es sólo la manifestación artística sino la manifestación cotidiana que queda en la historia, en las construcciones e incluso en la manera de hacer fiesta. Los recorridos por el Centro Histórico de Guadalajara, la visita a las haciendas de Cocula, Lagos de Moreno y la Ruta Zapotlán el grande, son experiencias que nos permiten conocer nuestra historia y el desarrollo de la región. He aquí una propuesta más.

La región del centro norte del estado de Jalisco cuenta con varios atractivos a nivel turístico y sin duda alguna las haciendas son parte de este atractivo. Así como las hacienda de Cocula fueron importantes para el desarrollo económico de la zona sur del estado, las haciendas de Ameca lo fueron para la zona centro sur.
Llegaron a ser más de 21 haciendas en esta zona, la cuales tenían entre sus principales actividades la elaboración de tequila y alcohol, y el desarrollo de ganadería y agricultura.
Las haciendas fueron base de la economía y de la organización social del estado durante los siglos XVI y XVIII hasta el tiempo de la reforma agraria que redujo el poder de las haciendas.
En esta ruta visitaremos algunas de estas haciendas, unas en ruinas y otras actualmente funcionando, y conoceremos su historia en boca del cronista de la región.

Ameca
Ameca significa, en náhuatl, "mecate de agua" ó "río". En 1824, estaba incorporada al departamento de Cocula del que pasó a ser capital con título de villa, en septiembre de 1830. El 22 de abril de 1833 se le concedió el título de ciudad, el cual conserva hasta la fecha. El municipio de Ameca se encuentra en el occidente centro del estado, en las coordenadas localizado a una altura de 1,235 metros sobre el nivel del mar.
Cuenta con los cerros Grande, La Tetilla y el de Los Pericos que ocupan principalmente la parte norte del municipio, además se tiene una orografía irregular caracterizada por una sucesión de valles y extensas serranías en diferentes zonas del municipio.
El desarrollo de la zona de Ameca fue gracias a la construcción de las 21 haciendas asentadas en el valle de Ameca, cuyos propietarios organizaron el trabajo de explotación de los recursos de la zona
 

miércoles, 1 de junio de 2011

AMECA

 Ameca es un municipio importante del Estado de Jalisco, y su cabecera municipal es la Ciudad de Ameca, además de la cabecera municipal cuenta con 3 delegaciones que son El Cabezón, San Antonio Matute y El Texcalame, y otras 45 comunidades rurales denominadas Agencias.
Ameca está situada a 1,235 m de altitud, al sur de la sierra de Ameca, famoso también por el Río Ameca el cual atraviesa la población. Posee un clima templado-cálido. Destacado centro agrícola, comercial, y ganadero, sus habitantes cultivan tanto caña de azúcar como cereales y crían ganado vacuno, porcino y caballar. También se dedican a la apicultura, avicultura y explotación forestal.

Actualmente como parte de la regionalización del Estado de Jalisco, Ameca es la sede de la Región Valles que abarca los municipios de Ahualulco de Mercado, Amatitán, Ameca, San Juanito Escobedo, El Arenal, Cocula, Etzatlán, Hostotipaquillo, Magdalena, San Marcos, San Martín de Hidalgo, Tala, Tequila y Teuchitlán.

CENTRO HISTORICO

Su primitivo fundador fue el indígena Jojouhquitecuani “El León Bravo”, quien era una persona muy temida, llegó al lugar con mucha gente, alrededor del año 1325, estableciéndose allí al parecerle fértil, de buenas tierras, montes y caza; conquistó otros pueblos que estaban sujetos al Caltzoncin, señor de Pátzcuaro, con quien tuvo grandes guerras ya que quería hacerlo su vasallo; pero la valentía de Jojouhquitecuani impidió dichos propósitos. No se sabe cuánto tiempo gobernó Jojouhquitecuani, pero sus hijos, nietos y bisnietos le fueron sucediendo hasta la llegada de los españoles.
El primero de los conquistadores que llegó a Ameca fue el soldado español Juan de Añesta en 1522, quien arribó descalzo, solo y con su espada en la mano. Los naturales lo recibieron en paz porque pensaron que era hijo del sol, pues sus antepasados habían pronosticado que los vendría a conquistar y que todos estarían sujetos a él y le pagarían tributo.
Juan de Añesta había llegado a Colima con Cristóbal de Olid; vivió en Ameca 4 ó 5 años, después regresó a Colima donde era encomendero de Ameca, ahí murió.